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IMBORRABLES |  EM16 · Itinerario «Puro Pueblo». Cementerio antiguo de Guayabetal (Cundinamarca)

Cementerio antiguo de Guayabetal

Lugar donde se encontraron los restos mortales de Nydia Erika el 26 de julio de 1990.

Guayabetal por Erik Arellana Bautista

¿qué del cuerpo?

Es una pregunta difícil, es una pregunta cultural, que significa el cuerpo de un desaparecido, que significa el cuerpo de mi madre, más que encontrarla y perderla, es la sensación de un ser que se distancia o se acerca con caricias, con ese múltiple Complejo que somos con nuestros gestos y movimientos… es una forma de hacernos expresar, sentir junto a otros, con otros.

Por otra parte esta el que a través del cuerpo haya sentido el peso del terror, del terrorismo de Estado, de la Democracia a medias o Democradura y demás. Parece que con esta pregunta si se aclaran un antes y un después, antes de perderla, antes de encontrarla, después de haber vivido un duelo, con la certeza de que ahí acabaría su dolor. Me vuelve con esta pregunta en las mañanas, de forma inconsciente una canción que canta Mercedes Sosa, esa mujer que enorgullecía las luchas de mi madre, cuantas veces me mataron, cuantas me morí, gracias a la mano con puñal porque me ma tan mal y seg cantando, digamos que el cuerpo es el símbolo de una lucha, es la representación material de lo que hemos tenido que pasar, de lo que puede llegar a ser un crimen, es el ejemplo, no el de su muerte, ni el de los dolores que tuvo que pasar, es el ejemplo de la persistencia de una lucha.

Guayabetal, 26 de julio de 1990 · Fotografías de Friedrich Kircher 

Carta a mi madre

I
Testigo he sido de sus luchas
fiel admirador de sus conquistas
que en su nombre y en el nuestro
un día que no recuerdo, por amor a otros
emprendieron juntas todas ellas.

Revestidas con el manto del dolor
repitieron mil veces discursos por amor
no comprendían de dónde provenían
las injustas tristezas que ahora acontecían.

Las vimos todas como locas
gritando al viento y al tiempo
que les devolvieran a los suyos
con vida, como toca.

Entre discursos, gritos y denuncias
se tejían otros brazos, versos y besos
cargados de poesía.

Afuera balas, torturas e indiferencia
era la guerra y era la muerte
con su inconclusa tragedia, Traje de día
vaya que suerte, vaya que suerte
el poder de sus leyes sobre la vida se imponía

se prolongaba el horror de no tenerte, no encontrarte
Pasaban días y noches
eran tiempos de ausentes
con lunas ahogadas en llanto
con soles ciegos de tristeza,
visitaron nuestro camposanto.

Erradicando la belleza
sin dejar huella alguna
los arrastraron en sus coches
al amparo de las noches.

Como estrellas sobre la tierra caídas
los ojos de Juana alumbraban
en la oscuridad de laberintos y cuevas
la luz que de su alma irradiaban
junto a su paso corto y seguro
descubrimos el paradero
de la mamá mía,
quien estuvo un día
Desaparecida.

II
La herida se abrió de golpe
se la llevaron viva a la mamá mía
como nunca más la volví a ver
abierta la herida hubo de permanecer.

Ni el tiempo logró sellar con su horror
ni el olvido, ni la amnesia
cicatrizaron sobre su amor.

Cuando creía haber superado el trauma
venía el tiempo a recordar
que difícil es borrar
los dolores del alma
por las prácticas necesidades
la vida fue exigiendo resúmenes
y mi voz se fue entristeciendo como ves.

Una cadena de tristezas la vida fue tejiendo
sólo es cuestión de tiempo
y cualquier cosa será tortura.

Estar clavado a la imposibilidad, al dolor
sentir pena en el alma, angustia en el corazón
llevar por la vida una cruz,
creyendo que es de luz.

Estos clavos que nos atan al andar
sólo con amor los podemos arrancar
y con ellos nuestros cuerpos liberar
y libres unos cantos evocar
que contengan nuestros llantos
que han sido tantos, tantos,
con frases de libertad:
ante los humanos, humildad
ante los tiranos, dignidad.

III
Recuerdo ahora la noche
cuando de Guayabetal volvía
de su abrazo la voz salía
“la encontramos, la encontramos”
aquí está, vamos y celebramos,
parece todo un sueño
no sé si el de cumpleaños o el de anoche.

Me entregó la bolsa “negra”
que con mis años adolescentes
durante mil noches sin-cuenta Soñé…
son sus restos los que ahí verá.

El resultado de una larga espera
después de haber buscado tanto
que naciese la vida, qué más quisiera.

Tras el dolor que a muchos consumía
y gritase con su llanto
aquí estamos Todavía
a la vida homenaje-ando.

Allí estuvieron presentes
Juana, sus hermanas y Andrea
el Abuelo y sus críos
por no enumerar todos mis tíos.

Amigos, compadres y comadres
luchadores incansables
compañeros, compañeras
sólo faltó la primera
la negra Domi Montañez,
mi abuela no aceptó otras flores
que no fuesen de primavera.

Ninguna reemplazaría a su primogénita.

Mientras mi padre me abrazaba
su padre, mi abuelo
el osario de la negra Bautista
con una lápida sellaba,
Juana me pidió, mijo resista
usted la lleva en la sangre
es la herencia de su Madre.

Vinieron después los testimonios
acompañando poemas y fotos
la noticia de un imposible
a la prensa reunía
las pruebas de un crimen invisible
un rapto que a militares comprometía.

IV
Han pasado de años una docena
quien nos creyera
ahora desde una antigua frontera
en el exilio de una patria en pena.

EM16 • Cementerio antiguo de Guayabetal